Spanish + Canadian = Spanadian

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Los inviernos canadienses son mundialmente conocidos por la nieve que cubre el suelo durante casi medio año

martes, 22 de marzo de 2016

Cultural trip: Montréal and Ottawa

Prefiero llamarla "Cultural trip" y no "Excursión cultural" porque ya no significa lo mismo. Igual que decir "Thank you" ya nunca será "Gracias", o jamás diré "Perdón" tanto como aquí digo "Sorry". Las palabras son solo palabras, hasta que les das significado. Pero con tanta distancia, y no me refiero a kilómetros, entre el lugar en el que solía hablar español y en el que hablo ahora inglés, es imposible pensar en lo mismo con dos palabras tan diferentes. Tendrán la misma definición, pero para mí "Homesick" ya nunca será "Morriña".

Morriña. Nostalgia. O "homesick", si nos empeñamos en dejarlo en inglés. No es que haya olvidado lo que implica echar de menos un hogar. El problema es que ahora tengo más de un hogar, más de un lugar al que llamar casa, más de una familia, amigos de más de una (en realidad, de unas cuantas) nacionalidades. Me gusta vivir aquí, me gusta el colegio, mis amigos, el idioma, mi familia... No significa necesariamente que no eche de menos España. Pero... solo a veces. Y cuando pienso en volver y dejar mi vida en Canadá, olvidada para siempre... me entran ganas de llorar. Ya sé que me quedan más de tres meses, que tengo que disfrutar y no llorar ni el último día. Pero en esto consiste ser un estudiante internacional, ¿no? Divides tu corazón en mil pedazos y sueñas con que algún día vuelvan a juntarse. Como bien decía Stephen Chbosky, el tiempo pasa, los amigos se van, y la vida no para por nadie.

March break, el equivalente canadiense a la Semana Santa española, fue del 12 al 20 de marzo. El viernes 11 de marzo tuvimos snow day, así que técnicamente duró un día más. Del 15 al 20, cultural trip. Por mucho que me esforzara en intentarlo, jamás podría mencionar todo lo que pasó en cinco días. Montréal y Ottawa son fascinantes, y las actividades que hicimos divertidas, pero no quiero darle tanta importancia a un simple itinerario como a las pequeñas cosas que surgieron. Como Gabriella, el fantasma que nuestra habitación, pues aparecía en la lista y debería haber estado conmigo y Luca pero no aparecía, y acabamos por descubrir que no existía. O, más bien, que no había venido a la excursión. Un nombre sobre el papel. O nuestro "cookie boy", Ivo, un chico alemán que pese al cumplir los estereotipos de alto, rubio y ojos azules, me parece italiano. He conocido a varios alemanes y me han caído bien, Ivo era el único que cumplía los estereotipos físicos y todos con los que hablé eran majos y tenían sentido del humor. Otro estereotipo en el que ya no creo.
Nunca olvidaré "dog sledding", que no sé cómo llamarlo en español. ¿Ir en un trineo tirado por perros? Aquello sí que fue divertido, incluso cuando nuestros huskies perdieron el norte y atravesaron un montón de troncos, y Luca y yo casi volcamos el trineo. O la basílica de Notre Dame en Montréal (no es un plagio de la parisina, muchas ciudades francófonas tienen una), lo impresionante que era y las increíbles fotos que sacó Luca. En una de ellas, parezco un fantasma translúcido. Y las conversaciones con Paula Spanadian (que desde algún lugar perdido en el norte de la provincia, espero que lea esto), que empezaban en inglés por estar con más gente, cambiaban a español cuando los demás se iban, volvían al inglés cuando nos costaba encontrar una palabra en español, y seguían cambiando. En el avión de vuelta, me llevó varios minutos recordar que "take off" en español se dice despegar. 
El día que hicimos snowshoeing (como caminar con una especie de raquetas de nieve) y dog sledding, no nos dejaron tiempo para cambiarnos el calzado y subimos al autobús para una hora de viaje. Después de cenar, volvimos a las habitaciones, y no es difícil imaginar cómo olerían nuestros pies mojados y sudados por aquel entonces. El olor siguió allí hasta el último día. Sin embargo, Luca dijo: "Estoy segura de que nuestra habitación no es de las peores. Me refiero, hay habitaciones de chicos. Y los chicos huelen mal". Aquella se convirtió en la frase del día.
Visitamos un museo en el que aprendí que los vikingos no eran tan bárbaros como los pintan las películas, apreciaban el arte, y exploraban territorios para encontrar un lugar mejor en el que vivir. En uno de esos viajes, encontraron Norteamérica, y el primer niño europeo nació en América siglos antes de que Cristóbal Colón la "descubriera". 
Vimos un partido de hockey de la NHL (National Hockey League), Ottawa Senators contra Montréal Canadiens. El estadio en Ottawa era inmenso, me impresionó más que el Bernabéu, supongo que porque estoy acostumbrada a ver estadios de fútbol pero no de hockey sobre hielo. Estaba lleno, no había asientos vacíos, incluso había gente de pie. Y nosotros, en antepenúltima, penúltima y última fila. A mí me tocó última. Al final, Ottawa ganó 5-0.
Visitamos un edificio antiguo con aspecto de castillo, Royal Canadian Mint, donde se fabrican las monedas de dólares y centavos canadienses. Aprendí un montón de cosas interesantes, como que el borde de las monedas está en relieve porque cuando eran planas la gente solía quitar el borde y venderlo, y con el borde en relieve puedes saber si están enteras; que en la última versión de las monedas canadienses, vigente durante los últimos 15 años o así, la reina de Inglaterra aparece sin corona para que los canadienses la sintieran más cercana, pues muchos no están de acuerdo con que siga siendo representante de Canadá; cada vez que cambian de monarca, el rostro en las monedas mira hacia el lado contrario para que la gente se de cuenta de que ya no es el mismo; las monedas de coleccionista bajan a la mitad de su valor cuando las sacas del plástico...
Hicimos muchas otras cosas, como ir de compras, a un zoológico, al Parlamento... No tengo ni el tiempo ni la paciencia para contarlo todo.

Luca solo ha estudiado un año español, sin embargo, me sorprende cada vez que dice cualquier cosa. El alemán y el español no tienen una estructura tan similar, pero por alguna razón, comete pocos errores. Dice que se le ha olvidado mucho, pero si hablo despacio casi siempre me entiende, y sabe responder a casi todo si le dejas tiempo para pensar. En la excursión, de vez en cuando hablaba en español con Paula, y aunque ella parecía no estar escuchando, cada vez que decía "Madre mía", se reía. Parece ser que me he acostumbrado a decirlo cada vez que algo me sorprende, indigna, asombra... No tenía ni idea de que lo decía con tanta frecuencia hasta que se empezó a burlar y a repetirlo cada vez que lo digo.

Como es bien sabido, en las excursiones y en las competiciones no se duerme mucho. Y el último día nos tuvimos que levantar a las 4:45, pues el avión salía por la mañana. Así que ayer decidí irme a dormir temprano, y a las diez o diez y media ya había apagado la luz. Sin embargo, olvidé poner el despertador. No recuerdo qué soñé, pero sí que era algo largo y tedioso, y volvía a España. En mi sueño, lloraba y lloraba, me negaba a aceptar que la aventura se había terminado. No sería más que un sueño, pero sé que voy a llorar, y mucho, cuando vuelva. 
Por la mañana, no sonó el despertador. De hecho, no lo puse la noche anterior. Abrí los ojos y miré el reloj. Las 12:15. Cogí el teléfono y confirmé mis sospechas: snow day. El sexto en lo que va de invierno.

Deshaciendo la maleta, me hace ilusión ver un par de souvenirs que compré y colocarlos en la estantería. Sin embargo, sé que los recuerdos más importantes no están en la maleta.

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