Comunicación, vaya palabra. Parece útil y moderna, pero no sabemos cómo llevarla al cabo. Lo intentaron con el esperanto, en vano. Ahora los traductores se ocupan de establecer puentes entre las islas en que nos encerramos, las islas en que nos protegemos.
Nova Scotia no es una isla; es una península. Está unida a Canadá por un idioma, una bandera y varios kilómetros de frontera. Comparten el modo de vida norteamericano, un himno en dos idiomas (inglés y francés), y otras muchas similitudes, supongo. Pero no creo que en el resto de Canadá desconocidos te den los buenos días por la calle, la gente te sonría amablemente al dar las gracias y la calidez de sus miradas contraste tanto con el gélido clima.
Toda mi vida la gente se ha interesado por mi color favorito, y yo también finjí interés por el suyo. Como si de dónde venimos y a dónde vamos a llegar se definiera por algo tan absurdo como un color. Como si realmente hubiera colores mejores que otros. Cada vez que me preguntan, respondo algo diferente. No con mala intención, sino porque me parece injusto mencionar a unos colores más que a otros. Al fin y al cabo, el mundo es una combinación de todos ellos.
Los colores que representan al Bridgewater High School, el instituto que me verá cinco días a la semana durante diez meses, son el blanco, el gris y el granate. Nuestra "mascota" es un vikingo. De hecho, en todos los deportes somos los "Vikings", y el logotipo de la cara de un vikingo con las letras BHS debajo nos representa. Es irónico, pues jamás un vikingo puso un pie en Nova Scotia.
Ayer fue el día de mi instituto, no tengo muy claro por qué razón. Pero todo lo que implique perder clase, bienvenido sea. Hicimos una especie de caminata de 4 o 5 kilómetros recorriendo el pueblo entero, el llamado Viking Voyage, para recaudar fondos o algo así. Creo que lo más divertido fue ver a los de séptimo con sus patinetes y el casco sin abrochar, como si lo llevaran por estética y no por seguridad.
Después de comer, hicimos actividades ridículas y divertidas, probablemente solo por tenernos ocupados. Por la noche era el baile, ese baile para el que aún buscaba una excusa que me permitiera quedarme en casa. Es irónico, el día del baile se cumplieron tres semanas desde mi primer pie en tierras canadienses. Lamentablemente, pensé entonces, afortunadamente, digo ahora, no encontré ninguna excusa para no ir.
Una de las cosas que más me llamó la atención cuando llegué aquí es que puedes vestir como quieras y nadie te va a decir nada. Hay gente que va con chanclas y calcentines tan tranquilos, otros que visten como si fueran a una cena de gala, y otros, me incluyo en la lista, que van decentes pero cómodos. En el baile fue exactamente igual. Más de la mitad de las chicas dejaron los zapatos y bailaron en calcetines. Algunas ni siquiera llevaban los dos calcetines del mismo color. Puede que, como yo, no quisieran darle más importancia a un color que al otro. También había chicos en chanclas o descalzos.
La música que pusieron no puedo ni definirla. Desde canciones antiguas y nuevos éxitos de One Direction hasta traducciones al inglés de la música de Shakira, pasando por baladas tranquilas en las que solo bailaban las parejas y canciones de rock que no se entendían nada. Por no hablar de la música sudamericana. He escuchado más música en español que en España. Tess, una canadiense que se sienta a mi lado en matemáticas, me dijo que su música favorita era en español. No me sorprendió demasiado; al fin y al cabo, Sudamérica no es una isla.
He vuelto a ir a patinar y creo que cada vez doy menos pena. Mi único fallo grave es que no sé frenar. Cojo velocidad, patino con más confianza que nunca pero cuando la valla se acerca, me da miedo y no me atrevo a frenar. Acabo empotrándome contra el cristal, con los brazos por delante, arrepintiéndome de ser tan inevitablemente cobarde. Lo único que me anima es saber que tendré muchas más oportunidades, que un año da para largo y antes o después ganaré confianza. Me preocupa también no encontrar verdaderos amigos, quedarme con un grupo de personas con el que no tengo nada en común. Luego me recuerdo que no llevo ni un mes aquí y se me pasa.
"You still have a lot of time to make with yourself what you want."Susan E. Hinton
The Outsiders
Impresionante
ResponderEliminarNo sabía que tanto tiempo leyendo era tan increíblemente productivo
A ver si le cojo la gracia yo para hacer lo que tu haces
Soy tu fan número 1
I WANT TO BE LIKE YOU
No tienes que querer ser como yo, tienes que querer ser como tú. Claro que puedes seguir mi ejemplo y quererte ir a Canadá, o aprender a escribir mejor, pero recuerda que debes hacerlo a tu manera. Ser tú mismo es lo correcto; los demás puestos están ocupados
EliminarAmigos de verdad harás, eso seguro, dale tiempo... que acabas de aterrizar ;)
ResponderEliminarDespués no querrás volver jajajajaja
Jajajaja gracias por los ánimos, eso espero
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